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28 de febrero de 2008

BERLIN ANGELS


-El sol ha salido a las siete veintidós y se pondrá a las dieciséis veintiocho. En cuanto salga la luna, subirá el nivel de las aguas de los ríos Havel y Spree. Hoy hace veinte años que un avión de reacción soviético se estrelló cerca de Espandau en el lago. Hace cincuenta años se celebraron…

-Las olimpiadas.

-Hace doscientos años Jean Pierre Blanchard sobrevoló la ciudad en globo.

-Hace poco lo han hecho unos fugitivos.

-Y hoy en la avenida L. un hombre iba caminando cada vez más despacio y ha mirado por encima de su hombro al vacío. En una oficina de correos un hombre que hoy se jubilaba ha pegado sellos de coleccionista en sus cartas de despedida, todos diferentes, y luego al salir a la plaza ha hablado con un soldado americano, en inglés. No lo hablaba desde el colegio, pero lo ha hecho con fluidez. En la cárcel de B. un preso antes de lanzarse de cabeza contra un muro dijo: ahora. En la estación del metro del zoo el revisor en lugar de decir el nombre de la estación gritó: tierra de fuego.

-Genial.

[Ríen]

-En la montaña un viejo le estaba leyendo la Odisea a un niño, y el pequeño oyente de repente dejó de parpadear. ¿Y tú, qué me cuentas?

-Una mujer ha cerrado el paraguas a pesar de que llovía para poder mojarse. Un escolar ha descrito a su profesor como un helecho de la tierra y le ha dejado asombrado. Una invidente se ha tocado el reloj al notar mi presencia.
Es fantástico vivir como un alma y ver día a día la eternidad de las personas siendo testigo de lo que sienten. Pero a veces la existencia espiritual es poco para mí. Quisiera dejar de vagar suspendido en el aire, sentir mi propio peso, poner límite a mi infinidad y atarme a la tierra. Quisiera decir en cada uno de mis pasos, en cada ráfaga de viento ahora, y ahora, y ahora, y no decir para siempre, hasta la eternidad. Ocupar un puesto en la mesa y jugar a las cartas. Que me saluden, aunque sea con un gesto. El tiempo que dedicamos ayudando a los demás es sólo una apariencia. Aparentamos ayudar al más débil de los contendientes en una pelea nocturna, aparentamos pescar un pez, aparentamos sentarnos en la barra de un bar, aparentamos comer, y beber. Cuando en un picnic en el campo esperamos el cordero asado y el vino no es verdad sino apariencia. No es que quiera jugar con un niño, plantar un árbol hoy mismo, pero sería ya un gran paso poder llegar a casa después del trabajo y como Philip Marlowe darle de comer al gato. Tener fiebre. Ensuciarme los dedos con el periódico. Emocionarme no sólo como espíritu sino por una comida, por la forma de un cuello, de una oreja. Mentir… sin parar [ríe]. Sentir el peso de mis huesos al caminar. Adivinar algo en lugar de saberlo todo siempre. ¡Ah!, ¡oh!, y ¡ay! o ¡caramba! en lugar de y amén.

(...)


(de la película El cielo sobre Berlín, de Win Wenders)


Vídeo Angel de Massive Attack

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